
Ni siquiera se puedes imaginar lo terrible que me siento y como lloro cada día y cada noche por usted, como me duele que ya ni le puedo hablar por teléfono porque ya no tiene ánimos, ni deseos de hablar, ni siquiera conmigo. Esta incertidumbre de estar a tantos kilómetros de distancia separados me está matando, me consume la ansiedad. Las personas a nuestro alrededor saben lo especial que somos usted y yo, la complicidad que nos une, entonces pueden idear lo difícil y duro que es para mí estar tan lejos, pero creo que no puede ser más fuerte ni comparable con lo que está pasando en estos instantes, Dios ayúdalo te lo suplico! Cómo quisiera tener la potestad de quitarle ese amargo momento y cualquier dolencia que le lastima y roba sus sueños.
Conociéndole como le conozco casi puedo asegurar que debe estar aguantando lo inaguantable para no angustiar a los seres que quiere y que están con usted a su lado, a mamá por ejemplo, ese ser maravilloso que lo ha entregado todo para estar con usted en las buenas y las malas.
Sin embargo, me queda el consuelo de que pronto estaré allá para poder verlo y decirle lo mucho que lo quiero y lo que significa para mi. También quiero que mi más reciente retoñito conozca ese abuelito que adoro con el alma y corazón.
Sólo le pido: por favor espéreme...